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Toldos automatizados: cuándo, cómo y por qué

Toldos automatizados: cuándo, cómo y por qué

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Innovación y conveniencia para proteger y disfrutar al aire libre

Cuando se trata de la instalación de toldos en Madrid automatizados, como en tantos otros campos, hay que despejar el terreno de dudas y malentendidos.

El funcionamiento de los toldos es aparentemente muy sencillo, y esta sencillez es también uno de los (muchos) puntos fuertes de este tipo de cubiertas exteriores.

La evolución tecnológica, que en muchos casos es más correcto hablar de auténtica revolución, también ha implicado a este sector, introduciendo una serie de automatismos que permiten un uso más eficiente del toldo.

Así, los toldos de exterior pueden ser automáticos, es decir, manejarse no manualmente, sino a través de mecanismos y dispositivos de control remoto.

El mecanismo que se aplica a los toldos puede variar en función del tipo de necesidad que se desee satisfacer. Lo que es importante entender desde el principio es que no estamos hablando de una única solución, sino de un abanico de oportunidades capaces de mejorar cualquier tipo de entorno, ya sea el hogar o un negocio.

Teniendo en cuenta la amplitud del tema, conviene responder a tres preguntas principales sobre los toldos automatizados:

  • Cuando es aconsejable instalarlos
  • Cómo hacerlo
  • Por qué hacerlo

Preguntas imprescindibles para entender el valor de este tipo de toldos y analizar cuándo y hasta qué punto tiene sentido instalarlos en su vivienda.

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El fantástico mundo de los toldos automatizados

Antes de responder a cuándo, cómo y por qué, es necesario entender qué son los toldos automatizados. Hemos dicho que se trata de un conjunto de tecnologías aplicadas a los toldos tradicionales, pero ¿a qué nos referimos cuando hablamos de este tipo de realidad? Podemos dividir la tecnología en tres macrocategorías:

  • Servomotor
  • Monitorización
  • Control

El servomotor es el corazón de los toldos automatizados, ya que es lo que permite que la apertura y el cierre del toldo no sean manuales, si no efectivamente, automáticos. Esto, como veremos, no es un mero lujo para usuarios perezosos, sino una innovación valiosa para muchos contextos.

En efecto, la apertura y el cierre del toldo se efectúan automáticamente, pero el control puede provenir de una decisión humana (es decir, a través de un mando a distancia) o mediante un control electrónico y digital.

De hecho, la automatización de toldos también implica la instalación de dispositivos de última generación que controlan las condiciones meteorológicas y, en función del viento, la lluvia u otros factores, evalúan cuándo abrir y cuándo cerrar el toldo.

La vigilancia puede realizarse con un anemómetro, es decir, un sensor que detecta la intensidad (velocidad y presión) del viento, o incluso con sensores de lluvia que envían una señal en caso de tormenta repentina. Este tipo de tecnología puede aplicarse a cualquier tipo de toldo, ya sea de caída vertical, de cofre o de brazo articulado.

El fantástico mundo de los toldos automatizados


¿Cuándo compensa instalar toldos automatizados?

La respuesta a esta pregunta, tras la premisa planteada que puede haber despertado tu entusiasmo, ¡siempre puede ser! En realidad, hay que hacer valoraciones.

Está claro que se trata de una mejora excepcional, bonita y útil, pero hay que sopesarla. Entre otras cosas, porque tiene un coste.

La tecnología debe ayudar, si es un fin en sí misma o la inversión realizada no produce una mejora real, no es todo lo útil que debería. Por tanto, la valoración debe hacerse no sólo desde el punto de vista de la comodidad (que es evidente), sino también del tipo de edificio en el que se instala y del uso que se hace de ese espacio exterior.

El jardín de un local comercial, pero también los exteriores de una vivienda, son lugares potencialmente perfectos para instalar toldos automáticos.

¿La razón? Estos mejoran el aislamiento térmico de las zonas exteriores e interiores del edificio, pudiendo gestionarlo todo sin tener que preocuparse nunca por ello. La otra gran ventaja es la seguridad, protegiendo la integridad del toldo, sus mecanismos y el tejido, de forma impecable y segura en todo momento.

Una realidad que depende en gran medida del toldo tiene una ventaja definitiva en la automatización.


Cómo instalar toldos automáticos para exteriores

El bricolaje es bonito, tiene su encanto y su sentido en muchos ámbitos, pero no en la instalación de toldos. La cuestión es muy sencilla: hablamos de tecnologías especiales que hay que pensar, diseñar y aplicar.

No se trata sólo de enchufar un aparato a una toma de corriente, sino de crear una solución eficaz para ese lugar, para ese espacio exterior. Por eso es esencial contar con una evaluación previa y una experiencia profesional posterior que el bricolaje inevitablemente no puede garantizar.

Por eso siempre es buena idea recurrir a profesionales. El mayor coste que parece tener esta elección, se rentabiliza en seguridad, garantía, longevidad y eficacia. Una inversión, por tanto, que siempre merece la pena.

Cómo instalar toldos automáticos para exteriores


Por qué elegir toldos automatizados

Esta es una pregunta que ahora podemos responder con mayor conocimiento de causa. ¿Por qué instalar toldos automatizados? Porque son bonitos, porque son cómodos y porque son útiles.

Está la belleza de la ligereza: ya no tener que preocuparse de abrir y cerrar un toldo, de tener que hacerlo con cuidado para evitar desgarros o fallos del mecanismo.

Luego está la comodidad de poder accionar los mecanismos sentado en el sillón o incluso pulsando un botón de la aplicación del smartphone. Incluso estando a kilómetros de distancia de casa. Por último, pero no menos importante, la utilidad.

Tanto desde el punto de vista energético como climático, teniendo siempre la apertura perfecta según las condiciones meteorológicas reales, pero también un mínimo mantenimiento ordinario y extraordinario, ya que el deslizamiento del toldo sobre los raíles y la fuerza impartida a los distintos mecanismos es siempre la idónea, sin ningún tipo de tensión que pueda causar daños.

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